La fiesta popular de la noche del niño se celebra el 6 de enero en Abarán

¡Las casas todas abiertas!

La Fiesta del Niño o Noche del Niño se celebra en el municipio de Abarán el día 6 de enero. Tras la Misa Mayor, oficiada en la Parroquia de San Pablo a las 11 de la mañana y cantada por el coro parroquial, la imagen del Niño Jesús visitará la residencia de ancianos, acompañada por los Reyes Magos. Alborozo, fiesta, diversión, devoción y tradición se unen para festejar que el Niño Jesús bendice todas las casas de la localidad.

Hacia las 15.00h y desde la Parroquia de San Juan Bautista, nueve imágenes del niño Jesús recorrerán diferentes calles del municipio portadas por los animeros (nazarenos pertenecientes a la Hermandad de las Ánimas), más una décima imagen que visitará los hogares de enfermos. Desde la iglesia de la Barriada Virgen del Oro, otras dos imágenes saldrán alrededor de las 15.30h.

Sobre las 19.30h, se oficiará la Santa Misa en la Iglesia de San Pablo, una vez que todas las imágenes se han reunido allí. Aproximadamente a las 20.15h, otras nueve imágenes vuelven a salir a las calles para cubrir el resto de recorridos.

Las imágenes de los Niños o “Niñicos”, como se suele decir en Abarán, se recogen en la Parroquia de San Pablo entre las 5 y las 6 de la madrugada. Alegría, música, tracas, vítores, aplausos, cánticos y mucho alboroto, protagonizan esta peculiar recogida.

TEORÍAS SOBRE LOS ORÍGENES DE ESTA FIESTA

Uno de los cronistas oficiales de la Villa, José David Molina Templado, se refiere a esta tradición como un acto sencillo: “El portador de la imagen- señala- entra en la vivienda diciendo El Niño Jesús en esta santa Casa, se dirige al cabeza de familia que contesta Bienvenido sea y lo ofrece para que deposite un beso a sus pies. Después va haciendo lo mismo con todos los presentes, que suelen ser familiares y amigos […] y tras ofrecerlo al último, se despide con un hasta el año que viene”.

Molina Templado explica que el origen de esta costumbre hay que buscarlo en las peticiones de limosnas que los animeros hacían para ofrecer misas y luz a las almas del purgatorio. La adoración a la imagen del Niño se ofrecía a cambio de limosna. A comienzos del siglo XX ya existía una conciencia de unidad familiar que esperaba la imagen del Niño.

El cronista nos explica que, hasta cierto punto, resulta controvertida y paradójica la dualidad entre la Cofradía de las Ánimas y la Fiesta del Niño, pues las ánimas están directamente relacionadas con los fieles difuntos y el purgatorio- es decir, con la muerte-, y el Niño, por su parte, es el comienzo de la vida de Jesús. “Podría tener cierto sentido- explica- argumentando que la muerte es el principio de la vida eterna; será como nacer de nuevo”.

“El fin único y último- continúa- de las cofradías de ánimas era ayudar al tránsito de las almas por el purgatorio. Para ello, recaudaban fondos suficientes para decir misas y quemar aceite como símbolo de luz […]. Los hermanos salían casi todos los domingos y días festivos a pedir limosnas de casa en casa por el pueblo. Esta continuidad debía crear cierta rutina que influía negativamente en las recaudaciones y para evitarlo, recurrían a buscar un pretexto con el fin de no pedir la limosna directamente”.

En este sentido podemos pensar que el origen de la Fiesta del Niño esté relacionado con las salidas de los animeros que recababan fondos para el culto. “Ofrecer- afirma- una imagen del Niño Jesús de casa en casa para que “a cambio” de un beso, se deposite una limosna”. De ahí que los acompañantes de los animeros porten alforjas que tal vez sustituyeran a las talegas de los primeros tiempos.

La teoría de José David Molina Templado nos habla del sonido de la campanilla que avisa de la llegada de los cofrades. “Es otro elemento a tener en cuenta- dice-, tal vez sea el nexo de unión entre animeros y auroros que en su mayoría solían identificarse. Los auroros rezaban el rosario al amanecer al son de una campana y alzaban sus cánticos de difuntos”.

Como contrapunto a esta teoría, el pregonero de Navidad 2008, José María Gómez Carrillo, apunta que la versión más extendida de esta tradición conduce a creer que el pueblo padecía una epidemia. “La mayor parte de los vecinos- explica- estaban enfermos o y en cama y no podían ir a la iglesia a adorar la imagen del Niño. Entonces- continúa- el sacerdote pensó: Si estas personas no pueden venir a la iglesia para adorarlo, el Niño Jesús irá a sus casas. Y así fue- concluye- o pudo ser el principio de esta bendita historia”.

José María Gómez Carrillo señala que la Noche del Niño es sin discusión la noche abaranera por excelencia. Según él, la Hermandad de Ánimas contempla que esta fiesta comenzó a practicarse el 20 de abril de 1901, siendo párroco de la localidad D. José Candel.

Dime Niño
De quién eres
Todo vestidito de blanco
Soy de la Virgen María
Y del Espíritu Santo (bis)
Resuenen con alegría
Los cánticos de mi tierra
Y viva en Niño de Dios
Que ha nacido en Nochebuena (bis)
La Nochebuena se viene
La Nochebuena se va
Y nosotros nos iremos
Y no volveremos más
Resuenen con alegría
Los cánticos de mi tierra
Y viva el niño Jesús
Que ha nacido en Nochebuena

Los abaraneros se dirigen de unas casas a otras y las calles del municipio son una fiesta bajo la música de comparsas de villancicos. Los vecinos se reúnen en la Plaza Vieja a la salida de los Niños desde la Parroquia de San Pablo para cantar y bailar.